La banca de desarrollo tradicional compuesta por el Banco Mundial, la Corporación Andina de Fomento y el Banco Interamericano de Dessarrollo han adoptado para el análisis ambiental la Evaluación Ambiental, la cual permite priorizar impactos ambientales y sociales e incorporar soluciones técnicas para gestionarlos; esto siempre y cuando los costos de prevención, mitigación o compensación de dichos impactos no comprometan la rentabilidad económica del proyecto. Las salvaguardas usadas por la banca de desarrollo tradicional se suscriben a la sustentabilidad débil, pues permiten la sustitución de los capitales naturales por capitales económicos evaluados por precios de mercado.
Para una banca regional propia como el Banco del Sur, se puede optar por la sustentabilidad fuerte, donde no se valoren a los ecosistemas únicamente por sus precios, sino también por su servicios ecosistémicos; no se promuevan proyectos con impactos irreversibles, tomen en cuenta el principio precautorio, permitan el desarrollo equitativo entre las poblaciones, no permitan condicionamientos políticos a los estados, den voz activa en la decisión de ejecutar los proyectos o no a los representantes de las poblaciones afectadas, entre otros principios.
Este artículo se presentó en el III Congreso de la Sociedad Mesoamericana de Economía Ecológica (COSMEE), a celebrada del 14 al 19 de noviembre de 2016 en Mayagüez, Universidad de Puerto Rico.
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